Soy hijo de pastor…
Me crie en un ambiente ministerial viendo a mi padre preparar un sermon cada semana y atender asuntos de la iglesia. En algunas ocasiones siendo pequeño noté que mi padre daba prioridad al ministerio más que a nosotros, su familia. Doy gracias a Dios que ese no fue lo normal, pero si he mirado varios líderes no priorizar sus familias y perderlas, solo por "cambiar el mundo". Para ser honesto, hace un par de años yo mismo casi perdí mi matrimonio por no priorizarlo (eso es una buena historia para un blog en el futuro).
La verdad es que todos somos seres independientes, pero también somos interdependientes. Nuestro primer liderazgo es el que ejercemos en nuestras familias. Como líderes es vital que busquemos el bienestar de nuestra familia ya que eso va a dictar mucho de nuestro liderazgo.
Debemos tener un balance en nuestras vidas. En lo personal, mis esfuerzos eclesiásticos no tiene más prioridad que mi familia. Mi primer ministerio es mi esposa y los hijos que vendrán. Es por eso que debo disponer tiempo para invertir primero en mi familia porque es ahí donde mi liderazgo se está formando.
Tu familia deben ser los primeros en creer en ti
He notado que no sólo en liderazgos eclesiásticos sino también en corporaciones y compañías comerciales, se hace una división entre la vida familiar y el liderazgo laboral. Cuando operamos así existe la posibilidad de tener una doble vida. Dos realidades distintas: 1. Una imagen creada, una fachada y 2. Lo que realmente somos.
Debemos ver nuestro liderazgo totalmente ligado a la vida familiar no sólo a lo laboral o imagen publica.
Si mi familia está saludable emocionalmente, apoyándome y dándome ánimo para ejercer mi liderazgo, eso me va a fortalecer. Pero si tengo una familia que no cree en mí, que no me ven como alguien coherente entre lo que digo y lo que hago, probablemente me van a ver como un hipócrita.
No se trata sólo de ser una figura pública conocida sino también de tomar en cuenta a mi comunidad más cercana: mi familia.
¡Apaga ese teléfono!
Hay muchas recomendaciones que te puedo dar como líder para atender bien a tu familia: Tener una cita con tu pareja una vez por semana o tomar un día entero solamente para estar con tu familia. Todos esos consejos son muy buenos, pero… puedes llegar a hacer todo eso y no estar presente. Puedes estar en una cita con tu conyugue, pero estar en el teléfono leyendo correos o revisando trabajos.
Mi principal consejo es: Cuando estés con tu familia no estés distraído, de verdad debes ESTAR ahí en ese momento. Puedes estar presente físicamente, pero no estar enfocando toda tu atención. Es bueno establecer tiempos para estar con tu familia, pero hazlo y con todo tu corazón y con toda tu mente.
Especialmente en esta época de redes sociales y comunicación instantánea es muy fácil perder el enfoque. Algo que yo hago es apagar el teléfono o dejarlo en el carro con tal de estar presente.
Otro consejo sería darte espacios creativos. Busca ir a ver una buena película o alguna exposición de arte, algo que estimule tu imaginación. Una parte vital del liderazgo es tener una imaginación muy activa. Eso te va a ayudar a inspirar visión a otros y a salirte de esa “burbuja” en la que muchas veces nos metemos como líderes.
Recuerda:
Como líderes, nuestra vida familiar está ligada a nuestro liderazgo. No creas que tener una doble vida va a darte ventaja en lo que estás haciendo. Cuando unes tu vida familiar a tu liderazgo eso te da poder, inspiración y afirma tu credibilidad como líder.
¡Invirtamos en nuestras familias!